A la tercera tampoco fue la vencida y el PP se pasará otros cuatro años en la oposición en el Ayuntamiento de Segovia. El responsable directo de este nuevo fracaso es el presidente provincial del poco o nada democrático Partido Popular de Segovia, Francisco Vázquez, cuya inclusión como número dos de la lista con vistas a asegurarse la magnífica remuneración de la poltrona de la Diputación, ha suscitado un significativo rechazo dentro del electorado popular. El PP arrasa en España, en Castilla y León y en la provincia de Segovia, pero a Francisco "perdedor tenaz" Vázquez, le comen la merienda en el ayuntamiento de la capital. El culo de Postigo se ha llevado la patada a Vázquez, el cual si algo ha demostrado en su trayectoria política, han sido dos grandes habilidades: esconderse del fracaso propio y atribuirse los éxitos ajenos. En la capital ha perdido Postigo, en la provincia ha ganado él.
Los números no admiten prueba en contra. En el recuento del voto popular de la capital, la lista de las cortes castellanoleonesas ha obtenido casí 1.400 votos más que la lista municipal, a la cual habrían bastado sólo 1.000 de ellos, para arañar el concejal decimotercero y con ello la mayoría absoluta. En el fondo hay mucho de justicia poética en estos resultados. Francisco Vázquez se ha perpetuado en su cargo ignorando a las bases del partido, y esas bases, cuando han tenido ocasión de pronunciarse, le han "botado" del ayuntamiento de Segovia. Y si tuviesen oportunidad, también le cerrarían el paso a la poltrona de la Diputación.
En la entrevista publicada en el Norte de Castilla el 16 de mayo, por dos veces afirma que fue elegido presidente provincial por los afiliados en un congreso, pero esa afirmación es lisa y llanamente mentira. Los afiliados son convidados de piedra dentro de la monolítica estructura interna del Partido Popular. Ni podemos elegir al presidente, ni al comité ejecutivo, ni a los candidatos electorales, ni al portero de la sede si lo hubiera. El presidente y el comité ejecutivo son elegidos en una pantomima llamada congreso donde acuden compromisarios previamente escogidos entre la parroquia clientelar y donde el voto secreto brilla por su ausencia. Los candidatos electorales se eligen en un sanedrín llamado comité electoral cuyo mecanismo de decisión principal es : ..... la necesidad que el buen funcionamiento del partido recomiende o exija...; lo que en román paladino significa ....quien me de la gana....
Con estos mimbres, no es de extrañar que una parte muy significativa del electorado popular segoviano haya hablado alto y claro. Lo ha hecho en las urnas, en lugar de acampar en un plaza. Los tiempos cambian, y el PP debe ir en la vanguardia del cambio, no a remolque. Debe implantar una democracia interna real y efectiva, si no quiere sustos más importantes que el de Segovia, una vez que el PSOE termine de lamerse las heridas. También el electorado de derechas quiere DEMOCRACIA REAL YA.
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